El entretenimiento es un sector increíblemente polifacético, por lo que se deduce lógicamente que el espectro de riesgos asociados al campo es igual de amplio y complejo.
Por ejemplo, una producción cinematográfica podría experimentar retrasos que requieren nuevos rodajes y provocar que los patrocinadores financieros, el elenco y el equipo pierdan dinero. En una línea completamente diferente, una agencia de noticias o un periódico podría sin saberlo comunicar información falsa y exponerse a demandas por difamación.
Por otra parte, en el entretenimiento en directo, los costes y las responsabilidades pueden acumularse como resultado de las desgracias que afecten a los miembros de la audiencia, los artistas, los patrocinadores, el propio lugar del evento (por ejemplo, condiciones meteorológicas adversas), las estructuras o los vehículos implicados en el evento, etc. Otros peligros poco comunes, pero no sin precedentes, incluyen la mortalidad animal, la responsabilidad en caso de uso de caballos, la no aparición de los artistas, el riesgo político e incluso el secuestro o el terrorismo.