La ubicación de varios países de Latinoamérica en el Cinturón de Fuego del Pacifico los ha expuesto a una gran cantidad de terremotos a lo largo de la historia. El crecimiento de las ciudades, unido al incremento de la población, hace que cada día sea mayor el riesgo de desastres con grandes pérdidas de vidas y cuantiosos daños materiales.
Es importante señalar que un evento de la naturaleza. como lo es un terremoto, no necesariamente se va a convertir en un desastre. Mucho depende de la magnitud e intensidad del evento, así como de la preparación y condiciones del país, ciudad o edificación. Un ejemplo de esto han sido los sismos de Chile y Haití, donde se ha evidenciado que, si bien el poder del terremoto de Chile fue mucho mayor al de Haití, las cifras de muertos fueron menores, así como los daños materiales.
¿Es factible gestionar el riesgo de terremoto?
Muchos tienen la percepción que no se puede hacer nada. Para poder responder esta pregunta debemos entender que el riesgo sísmico es la combinación del peligro sísmico (el cual depende de la región donde está ubicada una determinada construcción o infraestructura, y es una medida relacionada con la probabilidad de ocurrencia de sismos de cierta intensidad), que como ya sabemos en nuestra región es muy alto, con la vulnerabilidad, que comprende la vulnerabilidad estructural, la cual se refiere a qué tan susceptibles a daños son los elementos estructurales de una edificación frente a las fuerzas del sismo; la vulnerabilidad no estructural que evalúa la susceptibilidad a daños de las instalaciones o redes de agua y desagüe, de energía y la vulnerabilidad funcional, que identifica la preparación para responder y continuar operando después de un sismo.
En tal sentido, para poder gestionar el riesgo de terremoto podemos realizar un trabajo técnico con la asesoría de especialistas, que puedan determinar la vulnerabilidad estructural de nuestras edificaciones, la vulnerabilidad no estructural de nuestras instalaciones y equipos, y nos puedan brindar un diagnóstico de nuestra vulnerabilidad y alternativas de acción que nos permita evitar y mitigar daños. Lo anterior debe incluir desde aspectos básicos, como el colocar elementos de sujeción a equipos y mobiliario hasta señalar la necesidad de refuerzos estructurales en nuestras edificaciones.
La transferencia del riesgo mediante los seguros es otro frente de acción importante. Un bróker de seguros especializado o una compañía aseguradora nos pueden ayudar en este aspecto. Ellos se encargarán de verificar si contamos con pólizas de seguros con una adecuada cobertura, ya sea a nuestro hogar a nuestra empresa. También podemos revisar los valores y sumas aseguradas, revisando si están actualizados o si están a valor de reposición, y éstas responden a una adecuada estimación de pérdidas. También se puede evaluar alternativas especializadas como son los seguros paramétricos o servicios de modelación catastrófica.
Por último, y no menos importante, es el tema de continuidad de negocios, donde con una metodología sólida y reconocida, las entidades puedan desarrollar planes de manejo de crisis a nivel corporativo, planes de respuesta a emergencia y planes de continuidad de negocio. Esto ayudará a desarrollar una cultura de resiliencia organizacional que nos permita enfrentar un riesgo de discontinuidad de operaciones originados por un desastre, como un gran sismo, y nos permita minimizar en la medida de lo posible el impacto a nuestras operaciones.
Seguir estas mediadas le permitirá gestionar el riesgo de terremoto. Los esfuerzos que se inviertan en la prevención y preparación, serán la clave del éxito.