Tras más de 50 años en el mercado, las aseguradoras Cautivas han demostrado claramente su eficacia como instrumento financiero, con un crecimiento del 235% solo en la última década. Pero, ¿qué es realmente una Cautiva? Sencillo: es una aseguradora constituida por una empresa X para administrar, optimizar y financiar sus propios riesgos, es decir, la empresa X se asegura a si misma a través de la Cautiva que ha creado.
Las aseguradoras Cautivas son una fuente de grandes oportunidades, pues permiten no sólo administrar los riesgos de forma mucho más eficiente, reduciendo así su Costo Integral del Riesgo (ECOR), sino acelerar los objetivos de negocio: aportan certeza financiera a sus operaciones, mitigan la volatilidad de su cash flow, y facilitan el acceso a capital.
Los usos que se pueden dar a las Cautivas son múltiples: desde los programas tradicionales de Todo Riesgo y Responsabilidad Civil, hasta programas no convencionales como el seguro de Crédito, Terrorismo, riesgo Cibernético, Garantías extendidas o las coberturas de Beneficios. Incluso, algunas empresas están ya valorando su viabilidad para protegerse frente al Cambio Climático, el impacto de las nuevas tecnologías disruptivas (Blockchain, Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas…) o requerimientos de garantías financieras.
En concreto, el uso de Cautivas para proteger el capital humano ha experimentado un crecimiento espectacular del 550% en los últimos 5 años, debido en gran parte a la inflación médica, que obliga a las empresas a encontrar formas de financiar y controlar más eficazmente los costos asociados a sus Programas de Salud y Beneficios para Empleados (vida, accidentes personales, incapacidad o gastos médicos, entre otros). Pero además, el uso de la Cautiva para los programas de beneficios otorga a la empresa un mayor control de la información, completa visibilidad y transparencia en los beneficios otorgados, y por supuesto, la flexibilidad para diseñarlos a la medida de sus necesidades.
Esta flexibilidad es precisamente otra de las grandes ventajas de las Cautivas, ya que permite diseñar coberturas específicas a las que el mercado asegurador no da respuesta o tienen un difícil acceso, o donde las tasas de riesgo sean comparativamente más altas que el valor del mismo riesgo. Un ejemplo de esto podría ser las coberturas de Interrupción de Negocio Contingente o de Cadena de Suministro, donde los seguros tradicionales entran en vigor siempre y cuando exista daño físico, mientras que con una Cautiva se puede cubrir sin necesidad de dicho daño.
Además, gracias a las Cautivas las empresas pueden mejorar su posición con respecto a la retención de sus programas de riesgos (ya sean emergentes o convencionales), y buscar transferir parte de dichos riesgos al mercado de reaseguro, con acceso a mejores condiciones para determinados límites de cobertura.
Sin embargo, una Cautiva no es una caja mágica; si bien tiene enormes ventajas, también pudiera generar una gran volatilidad a las finanzas de su compañía matriz, debido a un desbalance entre el riesgo retenido y la capacidad de retención financiera del grupo/empresa. Por ello, antes de iniciar la formalización de una Cautiva, es vital hacer los análisis correspondientes de siniestralidad, condiciones de mercado y capacidad de retención, poniendo en marcha las capacidades de Analytics y Big Data.
En un mundo cada vez más complejo y volátil, las empresas necesitan herramientas de análisis y administración de riesgos que evolucionen con los tiempos. Y las Cautivas han demostrado cumplir con este propósito, convirtiéndose en una fuente de grandes oportunidades para empresas de todos los tamaños: de hecho, en 2017 el 57% de las Cautivas pertenecían a PYMES (empresas que invierten menos de 5 millones de dólares en primas), cuando antes este mercado era casi territorio exclusivo de las grandes corporaciones.
Descargue nuestro más reciente reporte, El Panorama de las Cautivas: 50 años de innovación en financiamiento de riesgos.