El COVID-19 continúa expandiendose a nivel mundial, presentando riesgos sin precedentes a nivel individual, corporativo y económico. Las organizaciones deben estar preparadas para responder y recuperarse del impacto en sus empleados, operaciones y negocios, ya que cualquier retraso podría tener consecuencias significativas en el futuro.
Muchas obras cerrarán pronto debido a la intervención del gobierno o su avance se ralentizará debido al impacto del COVID-19 en las cadenas de suministro globales.
Muchos contratos de seguro contienen exclusiones realacionadas al paro parcial total de las obras. Otros contratos que cubren automáticamente paralizaciones generalmente imponen al asegurado obligaciones específicas de informes o gestión de riesgos.
Independientemente de los detalles específicos en las pólizas, los asegurados deben cumplir con su deber de notificar a las aseguradoras sobre cualquier cambio importante en el riesgo. Muchas aseguradoras argumentarían que una obra cerrada presenta un riesgo diferente comparado a una obra en funcionamiento, especialmente en caso de riesgos como incendio o robo.
Cuando el proyecto implique la renovación de una propiedad existente, el seguro de propiedad también podría incluir condiciones en torno a cambios en el perfil de riesgo, incluyendo la desocupación o vacación.
Además de los requisitos de informes, las cláusulas de paro de obras comúnmente incluyen la necesidad de garantizar lo siguiente:
- Inspección frecuente de la obra.
- Seguridad adecuada.
- Medidas razonablemente factibles para proteger la propiedad asegurada de pérdidas o daños físicos , o responsabilidades de terceros relacionadas.
Independientemente de la obligación contenida en la póliza, se debe informar a las aseguradoras sobre el cierre de una obra o de algún cambio en las prácticas de trabajo previstas tan pronto como lo sepa. El ser capaz de demostrar que ha considerado detalladamente medidas de control adecuadas puede resultar muy importante, especialmente si debe presentar una reclamación más adelante.