En pleno siglo XXI, el suicidio y la salud mental siguen siendo un tabú social. No obstante, a nivel mundial, anualmente se registran cerca de unas 800.000 víctimas de suicidio, convirtiéndose en el año 2015 en la principal causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años en todo el mundo. Si se regionalizan las cifras, el suicidio es la décima causa de muerte más común en Estados Unidos, lo que se traduce a un promedio de 44 mil decesos al año. En lo referente a América Latina, para el año 2015 la tasa de suicidios en el continente americano evidenció unas 65 mil muertes anuales. Guyana, Bolivia, Cuba, Uruguay, Argentina y Chile encabezan la lista de países latinoamericanos en donde se registran la mayor cantidad de muertes por suicidios.
Si bien es cierto que las redes sociales y numerosas plataformas digitales han sido clave para abrir las puertas y entablar un diálogo más abierto sobre este tema, la realidad es que rara vez se habla sobre el suicidio en el espacio de trabajo. Por ejemplo, entre 2003 y 2010, es revelador que en Estados Unidos un total de 1719 personas se suicidaron en el trabajo. Esta inquietante y sensible situación ha motivado a diferentes instituciones a estudiar y planificar actividades de prevención, que requieran de la coordinación y trabajo en equipo de múltiples sectores dentro del ambiente laboral. Logrando así, ofrecer una mano de apoyo a un colaborador, a través de respuestas preventivas tanto para una persona que se encuentre sufriendo en silencio, como también para aquellos compañeros laborales adyacentes a la persona en riesgo.
¿Cómo reconocer a una persona con pensamientos suicidas en el ambiente laboral?
- Comportamientos que denotan sufrimiento emocional intenso, como cuadros de depresión, comportamientos alejados e inestables, argumentos ideológicos que demuestran falta de motivación por la vida, resignación o desesperanza.
- Cambios drásticos de humor sin razones aparentes o demasiado bruscos, estas actitudes pueden llegar a ser el reflejo del deseo de ser feliz y escapar de la depresión.
- Presentación de acontecimientos impactantes o traumáticos para el sujeto, como lo pueden ser la pérdida de un familiar o amigo cercano, así como también algún hecho que represente un fuerte impacto para su vida y que pueda convertirse en el causante de un terrible dolor emocional.
- Avisos verbales que supongan una búsqueda inconsciente de ayuda. Por ejemplo, frases como "me quiero morir" o "ya nada tiene sentido" pueden traducirse como un deseo de ayuda, de expresar el dolor y esperar que alguien ofrezca una mano amiga.
- Presentación de conductas autodestructivas, como un aumento considerable del consumo de alcohol, drogas o algún vicio, dentro y fuera del espacio laboral.
- Giros repentinos dentro de la conducta del individuo. En este caso particular, esto puede representar una especie de distracción realizada por una persona afligida que ya ha empezado a planificar su suicidio, estos suelen disimular una mejora, para evitar que la gente detecte su terrible plan.
Todos estos síntomas pueden representar una llamada de ayuda inconsciente realizada por una persona que pasa por un cuadro grave de depresión o deterioro emocional. Si reconoce cualquiera de estas señales, es necesario que se establezca una conexión emocional con su compañero y se busque asesoría especializada para poder abordar el caso sin generar un impacto dañino en el estado de la persona. Es indispensable que en las empresas se realicen actividades preventivas que permitan disminuir el índice de impactos emocionales que una persona pueda presentar dentro de un ambiente laboral y que, de manera segura, garanticen un espacio sano para cualquiera que trabaje dentro del área.
¿Cómo prevenir los suicidios en el ambiente laboral?
Muchas entidades alrededor del mundo, como el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, coinciden en que la prevención del suicidio en el espacio laboral debe partir desde las directivas de la organización. Gracias a esto, se ha logrado concluir múltiples recomendaciones para garantizar un ambiente preventivo contra el suicidio en el trabajo:
- Crear un ambiente que promueva la comunicación, el sentido de pertenencia, unidad y respeto. Un ambiente que no juzgue y no permita ningún tipo de acoso contra el estado físico o mental de sus colaboradores.
- Garantizar normativas que aseguren que la diversidad sea bienvenida, respaldada y protegida por todos los empleados.
- Evitar marginar a individuos que necesiten apoyo, como los que están en crisis, sufriendo cambios difíciles en la vida o experimentando problemas de salud mental, estos jamás deben ser visualizados como una carga, son personas que pasan por momentos o contextos difíciles, por los que cualquiera puede pasar.
- Proporcionar educación sobre la prevención de suicidios a los empleados y miembros de la organización y así garantizar el apoyo mutuo, no potenciado por una responsabilidad, sino por la comprensión y empatía con el dolor ajeno.
- Educar para ayudar a reconocer los problemas de salud mental, incluidos los signos de advertencia de suicidio. Las personas que pasan por un caso de estos no desean ser vistos como una carga, por eso, puede llegar a ser difícil leer sus síntomas, por lo que siempre se requiere una conexión emocional.
- Promover la conciencia de que muchas muertes por suicidios son prevenibles, ya sea por tu persona o por cualquiera de tus compañeros, hacer entender que las acciones puntuales de todos pueden salvar una vida será siempre una de las grandes metas de la prevención.
- Identificar y asistir a los empleados que puedan estar en riesgo de suicidio, ya sea con apoyo profesional, o con una simple conexión empática, ofrecer ayuda siempre será más útil que sólo ignorar.
- Estar preparados de manera sistemática para responder ante un caso de intento de suicidio.