Coincidiendo con el 32 aniversario del devastador terremoto de 1985, México sufrió un nuevo sismo el pasado 19 se septiembre del 2017, que causó pánico entre los más de 20 millones de habitantes de su capital, dejando a más de 350 muertos y miles de damnificados que perdieron sus viviendas.
Cómo imaginar que 32 años después, como si se tratase de un búmeran que regresa al mismo sitio, la historia se repetiría con una exactitud casi cínica. Apenas unos días antes, el 7 de septiembre, México acababa de sufrir otro gran sismo de consecuencias devastadoras al suroeste de Chiapas, se trató de un sismo de 8.2 grados en la escala de Richter, el más intenso registrado hasta el momento.
El 19 de septiembre de 2017 a las 11:00 horas en muchos estados del país se realizó un simulacro de evacuación (de manera anual como conmemoración del Día Nacional de Protección Civil); se activó el sistema de alerta sísmico para la Ciudad de México (SAS) para que escuelas, oficinas y lugares públicos procedieran a realizar el desalojo de instalaciones, y reunirse en los puntos de encuentro especificados. De 30 a 70 minutos fue la duración total del simulacro, y posteriormente se retomaron las actividades cotidianas.
Poco más de dos horas después del simulacro, a las 13:14 horas, un terremoto sacude a la Ciudad de México y ciudades cercanas. Dada la corta cercanía con el epicentro, el SAS se activó pero fue al momento del sismo, lo que impidió la función de alerta anticipada. Los protocolos establecidos por el gobierno federal y de la CDMX se activaron y con ello la información oficial sobre derrumbes y daños se fue confirmando durante las primeras horas después del sismo. El Servicio Sismológico Nacional reportó una magnitud de 7.1 en la escala de Richter con epicentro a sólo 120 km de la Ciudad de México
Daños Materiales
De acuerdo a las cifras reportadas, el sismo dejó en la Ciudad de México 5 mil 765 viviendas dañadas, de las cuales 2 mil 273, casi el 40%, sufrieron daño total. El resto, 3 mil 492, sufrieron daños parciales y se produjeron 44 puntos con derrumbes o colapsos.
En su último reporte, la Asociación Mexicana de Instituciones del Seguro (AMIS) estima que las compañías aseguradoras pagarán un aproximado de USD$1,425 millones por los daños causados tras el sismo; cerca del 70% corresponden a daños en vivienda.
La pérdida económica real sufrida por el país por el sismo del 19 de septiembre se estima en el rango de los USD$4,500 millones.
Cultura del Seguro
Cerca de 41% del territorio y 31% de la población en México están expuestos a huracanes, tormentas, terremotos y erupciones volcánicas, y más de 66% se enfrenta por lo menos a un riesgo peligroso. No obstante, sólo 27% de las viviendas están aseguradas, de las cuales 7% lo hacen de manera voluntaria y 20% corresponde a viviendas hipotecadas.
En términos económicos significa que 30% del PIB está expuesto a tres o más riesgos y que el 71% es vulnerable a uno o más riesgos.
Estas cifras nos hacen reflexionar más que nunca sobre la importancia de contar con la protección adecuada, así como con planes de prevención de riesgos y de continuidad para resguardar la vida y el patrimonio. El porcentaje de las pérdidas en eventos catastróficos es muy alto y acaban siendo absorbidas con recursos propios, ya sea por las familias, negocios, empresas o sectores afectados.
En el caso de las empresas, algunas de las recomendaciones que pueden reducir las pérdidas y el tiempo de respuesta en caso de un evento catastrófico son:
Antes del siniestro
- Sin importar el tamaño de la empresa, la cantidad de empleados y el giro, se debe de contar con un seguro que proteja el inmueble, los contenidos y flotillas ante cualquier catástrofe.
- Desde el momento del análisis del seguro, contar con asesoría especializada que pueda dar un completo seguimiento al proceso de colocación del riesgo, logrando innovación en las coberturas.
- Contar con un plan muy definido de continuidad del negocio y manejo de crisis.
- Realizar todos los procesos e instrucciones preventivas recomendadas por protección civil y los comités de brigadas de la organización.
Después del siniestro
- Realizar una correcta estimación de los daños y la extensión de los mismos versus los deducibles aplicables.
- Mantener siempre actualizados los valores de los bienes asegurados
- Contar con la asesoría especializada para la reclamación de pérdidas.
- Mantener siempre un seguimiento puntual al plan de continuidad del negocio y manejo de crisis
El caso del sismo del 19S de 2017 es un claro ejemplo de la necesidad que tiene tanto la sociedad como las empresas de una cultura del seguro. Tener esta mentalidad de prevención podrá aminorar las pérdidas y los daños que resulten de eventos catastróficos, y nos daremos cuenta que la inversión es mínima al compararla con las pérdidas que pueden presentarse por un evento como el sufrido hace un año.